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Salud Laboral

Agresiones a sanitarios en Andalucía

Andalucía ha registrado un total 1.564 agresiones a sanitarios, 287 de ellas de carácter físico, durante 2023, un incremento del 11% respecto al año anterior. El fenómeno creciente de la violencia contra los sanitarios exige de medidas contundentes y coordinadas.

Concentración de repulsa a un agresión

Las acciones violentas de los usuarios del sistema sanitario, o de sus familiares y acompañantes, sobre los profesionales en el lugar de trabajo van en aumento en los últimos años, llegando a representar un motivo de gran preocupación para los profesionales sanitarios.

En Andalucía, la lacra de la violencia y las agresiones de todo tipo, tanto verbales (amenazas, insultos, descalificaciones…) como físicas (empujones, puñetazos…), supone un grave problema que afecta especialmente a las enfermeras y enfermeros por su atención más cercana, estrecha y permanente con los pacientes y sus familiares.

El incremento de la conflictividad en los centros sanitarios andaluces es patente en los sucesivos informes del Comité Sectorial de Seguridad y Salud. Los más recientes, correspondientes al año 2023 indicaban que en ese periodo se han registrado un total de 1.564 agresiones, de las cuales 287 fueron físicas y 1.277 no físicas. agresiones a sanitarios, 152 de ellas de carácter físico, en centros del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA).

Por provincias, Sevilla es la que contabiliza mayor número de ataques al personal del SAS en 2023 con 388 (62 físicas y 326 no físicas), seguida de Málaga 278 (61 físicas y 217 no físicas), Cádiz 199 (26 física y 173 no físicas), Granada 177 (48 físicas y 129 no físicas), Córdoba 149 (23 físicas y 126 no físicas), Huelva 142 (25 físicas y 117 no físicas), Jaén 139 (26 físicas y 113 no físicas) y Almería 92 (16 físicas y 76 no físicas).



Estos datos suponen un incremento del 11% respecto al ejercicio 2022, cuando se produjeron 1.494 agresiones, de ellas 259 físicas, dato con mayor crecimiento.

Comparando los últimos años, bien por la mayor concienciación de los profesionales sobre la necesidad de denunciar estos casos o por una creciente falta de respeto de los usuarios hacia los trabajadores de la Sanidad, lo cierto es 2023 es el año con el mayor número de agresiones desde que existe un registro

En este sentido, salvo los años 2020 y 2021 en los que estaban vigentes medidas restrictivas por la Covid, se va registrando año tras año un crecimiento de los actos violentos contra profesionales en la sanidad andaluza y de la gravedad de los mismos, como evidencia los datos.



Tipos de agresiones

Más detalles sobre el último periodo de estudio, esto es el año 2023, indican que corresponden del total de agresiones registradas, el 40,16% fueron en hospitales y el 59,84% en centros de Atención Primaria. 

Dentro del ámbito de la Atención Hospitalaria son físicas un 5,75 % y no físicas 54,09 %. Dentro del ámbito de la Atención Primaria son físicas un 12,6 % y no físicas 27,56%.

Por tipo de personal, en el año 2023, del total de 1564 agresiones, 304 agresiones se han producido sobre el personal de gestión y servicios, y 1260 sobre el personal sanitario. En términos absolutos, son las mujeres las que más agresiones sufren en ambos tipos de personal, especialmente las sanitarias.

Causas

En cuanto a las causas de estas agresiones, la mayoría están relacionadas con demandas del usuario, como cambios en el tratamiento recetado, demandas de medicamentos para otros pacientes o demandar atención sin cita previa.

El segundo bloque de causas se relaciona con el propio acto sanitario o administrativo mientras que el tercer bloque se relaciona, sobre todo, con el desacuerdo con las normas del centro.

Estas situaciones han sido objeto de múltiples campañas de sensibilización por parte del Sindicato de Enfermería apelando una vez más para que se mantenga, en todo momento, una relación de respeto y confianza entre profesionales, pacientes y familiares

Subrayan a la vez que los actos violentos cometidos contra los sanitarios que se hallen en el ejercicio de las funciones propias de su cargo, o con ocasión de ellas, son considerados delitos de atentado, pudiendo llegar a implicar penas de prisión de uno a cuatro años y multas.

Además, la ciudadanía debe recordar que existen vías para reclamar a la Administración, pues todos los centros del SAS disponen de libros de reclamaciones que pueden presentarse en las unidades de Atención a la Ciudadanía, y que nada justifica una agresión.

Plan de prevención

Para prevenir, proteger y combatir la violencia hacia los trabajadores, controlando con rapidez cualquier situación de violencia, peligro o emergencia y minimizando sus consecuencias, para fomentar una cultura de seguridad y prevención, el Servicio Andaluz de Salud cuenta desde 2005 con un plan Plan de Prevención y Atención de Agresiones a los Profesionales del SAS.

Dicho Plan ha sido revisado y actualizado por última vez en 2020 en un trabajo conjunto de la Consejería de Salud y Familias con los agentes sociales, asociaciones de pacientes, asociación de letrados de la administración sanitaria y fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.



La puesta en marcha de este plan ha supuesto importantes avances en la prevención y protección de los profesionales sanitarios ante casos de agresiones en el desempeño de su actividad, siendo sus principales novedades: 

  • Potenciar las acciones de concienciación dirigidas a la ciudadanía.
  • Homogeneizar la cartelería institucional en todos los centros del SSPA. 
  • Mejorar la formación en materia de prevención de agresiones. 
  • Implementar las tareas de coordinación y trabajo entre los interlocutores de los cuerpos y fuereza de seguridad del Estado y sanitarios.
  • Incorporar mejoras en el acompañamiento del personal agredido y en la asistencia jurídica
  • Denuncia judicial de oficio, por los servicios jurídicos del SAS.
  • Valoración exhaustiva de los daños causados en los bienes muebles e inmuebles.
  • Promover acciones concretas frente a los agresores

Pese a los avances, las cifras de agresiones dejan claro que es urgente seguir implementando medidas preventivas y disuasorias necesarias para evitar en todo lo posible las agresiones a los profesionales y que, en caso de consumarse la agresión, asegurar que el profesional agredido es atendido y apoyado en todo momento.

Como ejemplo, desde la constitución el pasado mes de septiembre del Observatorio de Agresiones a Profesionales del Sistema Sanitario Público Andaluz, con participación de los responsables de colegios profesionales, sindicatos, asociaciones de pacientes, sociedades científicas, Fiscalía, y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; además de miembros de la Administración, encabezada por la consejera del ramo, Catalina García, así como representante de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, este organismo no ha vuelto a reunirse.

De igual forma, es necesario que se acelere la tramitación la denominada Ley de Autoridad de Profesionales del SSPA, que establecerá un régimen sancionador para los usuarios del SSPA con sanciones económicas proporcionadas al daño causado y que contempla un conjunto de acciones para su protección jurídica y material, así como actuaciones de apoyo.

Se trata de medidas ampliamente demandadas por el Sindicato de Enfermería para que las agresiones a los profesionales de la Sanidad no queden impunes en un contexto en el que no solo aumentan diariamente en número los casos de violencia sino en la gravedad de los mismos.

Recursos

Por último, a pesar de que puede llegar a ser entendible el hartazgo y frustración de la población al constatar problemas de recursos y medios que tiene la sanidad pública, nada puede nunca traducirse en agresiones hacia unos profesionales que, además de no ser los responsables de la situación, están haciendo todo lo posible para que no repercuta en la atención y cuidados.

En cualquier caso, es fundamental también dotar a los centros sanitarios de los recursos humanos y materiales necesarios para atender a los ciudadanos como se merecen ya que, aunque la violencia es injustificable se evitarían así situaciones de tensión con los profesionales que atiende en primera línea.